Si no has superado tu iniciación
a la paternidad o maternidad, crees que el principal objetivo de progenie es participar en tu propia supervivencia
y seguridad. En lugar de sacrificarte por ellos, esperaras el día en que te lo
empiecen a devolver. Del mismo modo sientes deseos de estafar tus proyectos en
cuanto te saturas y dejan de ofrecerte grandes beneficios. O bien puedes
meterte en demasiadas aventuras, sin sostener realmente ninguna de ellas. Tus hijos
sufren porque no tienes la voluntad
ni la energía necesarias para cuidar de ellos.
Un padre que se ha quedado
bloqueado en su propia evolución proyectaría sus sueños truncados en su hijo, y
le exigiría que fuera el crack del futbol que él nunca fue, o bien le ridiculizaría
por no ser lo bastante corpulento. O una madre esperara que su profesión la
llene y la haga sentir importante, creyendo que su negocio le va a dar la
felicidad duradera y el prestigio que se le ha negado.
El rito de la paternidad,
como todas las iniciaciones, implica la muerte de la envidia. Cuando te sientes
cómodo con quien eres y lo que tienes, puedes dedicarte por completo a tu
descendencia y ayudarles a reconocer sus propias virtudes.
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